domingo, 27 de julio de 2008

LOS OSCOS (ASTURIAS)

Hace doce años anduve ya por los valles escondidos de los Oscos, en el occidente asturiano, y ahora me apetecía volver en plan familiar, pues me parece un lugar ideal para ello.
Los Oscos son una comarca situada justo en el límite entre Asturias y Galicia, una zona injustamente olvidada y abandonada a su suerte hasta hace muy pocos años, en los que un incipiente desarrollismo fundamentado en el turismo rural parece querer introducirse.
El paisaje recuerda a las campas inglesas de conocidas películas de cine: montañas suaves y onduladas cubiertas de verdes pastos, frondosos bosques de ribera, aldeas dispersas y un cierto aire bucólico envuelto en brumas y nieblas que lo impregna todo.
Nuestro grupo se instaló en la aldea de Nonide, cerca de Santa Eulalia de Oscos, en una casa rural de alquiler que resultó fabulosa ("casa Perete"). Ojalá todas las casa de alquiler estuvieran igual de cuidadas y acondicionadas.
Durante los seis días de estancia nos dedicamos a caminar por la zona, siendo la excursión más famosa y bonita la de la cascada de la Seimeira. Practicamos piragüismo en el rio Agüeira, muy cercano a la casa. También visitamos hermosas playas, como la de las Catedrales, cerca de Ribadeo, museos etnográficos de gran interés, como el conjunto de Teixois, cerca del pueblo de Taramundi, con una fragua antiquísima en pleno funcionamiento.
Por supuesto que nos hinchamos de sidra, de fabes, de pulpo a feira y de costillas y chuletas de ternera galega, pues el asunto gastronómico ya sabeis que nos tira mucho también.
En fin, que han sido unos días estupendos y relajados, en un lugar perfecto para desconectar de todo.
Al final del viaje nos fuimos a Santiago de Compostela, coincidiendo con las fiestas del santo patrón, y encontramos la ciudad envuelta en una movida tremenda de gente, bares, atracciones, conciertos, mucho ambiente pero quizás hubiésemos apreciado más la belleza de la meta del camino con algo menos de gente y jaleo.
Fuimos la familia Figueroa, los Padilla y los Souto, estos últimos en busca de sus orígenes honomásticos, perfectamente hallados.
Volveremos a casa Perete en otra época del año, si Dios y el santo peregrino quieren.